En esta visita fuimos un regalo de boda de Cristina y de David para sus amigos Esther y Fernando. Aunque no es la primera vez que somos un regalo, sí es la primera que nos presentan de una manera tan bonita y tan gráfica, gracias a una original tarjeta, que casi nos da rabia que no se nos haya ocurrido antes a nosotros.
Uno nunca sabe cuál será el tono de la sesión, desde la conversación profunda o la asistencia contenida a un momento inesperado de gran emotividad, hasta lo que nos hemos encontrado durante la velada: la risa irreprimible y festiva que corresponde a una celebración nupcial.
Cadáver Exquisito |